Chávez, el presidente más mediático que ha conocido este continente, está metido, implícita o explícitamente, en cualquier conflicto que surge en la región: las elecciones presidenciales en Perú, Ecuador y Bolivia; las casas del Alba; la Coordinadora Continental Bolivariana y el APEC, los conflictos en la CAN, el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y EEUU, la relación Colombia y las FARC. Este personaje, llamado coloquialmente 'Gorilón', lo admita o no, se mete dónde no lo llaman, violando y pisoteando la soberanía de cualquier país, traspasando los límites de la libertad de expresión y de dominio.
La fuerte relación que Chávez ha logrado con los presidentes de Cuba, Ecuador y Bolivia le ha dado cierta autoridad, para creerse, asimismo, con el derecho de opinar y tomar acciones en cualquier conflicto que se dé en la región, tenga o no relación alguna con Venezuela. El mismo se ha convertido en la figura que más detesta, es decir, podríamos llamarlo Mr. Chávez. Si Mr. Bush, tanto padre e hijo, preocupados por el conflicto en el Medio Oriente decidieron atacar Irak, Mr. Chávez, preocupado por la soberanía ecuatoriana, ha movilizado tropas a la frontera con Colombia.
Paradójicamente, en 1914 la muerte de un príncipe desencadenó la Gran Guerra, en el 2008 la muerte de un terrorista ha terminado por romper la 'armonía' que existía en el continente, aunque más que armonía había un conflicto latente, que esperaba el momento preciso para estallar. Pues, lo admitan o no, el bando de Chávez, los países de la ideología bolivariana (Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y las FARC) necesitan quitarse esa piedra en el zapato llamada Colombia, que tiene importantes relaciones con Mr. Bush.
No es justificable que Colombia haya invadido y violado la soberanía ecuatoriana, ni que se haya asesinado a una persona, pues a parte del conflicto que ha acarreado, la decisión de Uribe podría costarles la vida a muchos rehenes que mantiene las FARC. Además imposibilita la liberación de muchos de ellos, entre los que se encuentra la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, pues Francia ha revelado que Raúl Reyes era su contacto para conseguir su liberación.
El conflicto que debió ser tratado entre Ecuador y Colombia ha cruzado los límites de sus fronteras. Chávez ha alistado tropas para una posible guerra con Colombia. Fidel, supuestamente, “descansando en paz”, ha dicho que en Sudamérica “suenan las campanas de guerra”. Uribe, más que pedir disculpas, se ha propuesto denunciar que hay vínculos entre las FARC, Ecuador y Venezuela. Y, por su parte, el presidente ecuatoriano ha alistado rápidamente sus maletas, y se ha puesto a visitar a sus homólogos de los demás países, expresando, viento en popa, que “sabremos defender nuestra soberanía”. Los demás países de la región están tratando de mermar el conflicto. Alan García calificó como inaceptable la incursión de Colombia a Ecuador, aunque más le preocupa las cumbres internacionales de las que será sede el Perú.
Para pensar:
Ayer escuche a varios personas decir: “el resultado de una posible guerra, es que el Perú terminará cediendo parte de su territorio”
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